La solidaridad, es la capacidad del ser humano para sentir identificado con otra persona y ayudarla en los momentos difíciles, es un sentimiento de unidad en el que se buscan metas e intereses comunes.
La solidaridad permite el desarrollo de las familias modernas o núcleos de población, al generar un sentimiento de superación grupal, por efecto de este valor ético, las personas luchan por una meta en común, permitiendo superarse de manera personal así como de manera comunitaria.
"Comprometerse va más allá de
cumplir con una obligación, es poner en juego nuestras capacidades para sacar
adelante todo aquello que se nos ha confiado."
Una persona comprometida, es aquella que cumple con sus obligaciones
haciendo un poco más de lo esperado al grado de sorprendernos, porque vive,
piensa y sueña con sacar adelante a su familia, su trabajo, su estudio y todo
aquello en lo que ha empeñado su palabra.
El hecho de aceptar formalmente un
compromiso, hace suponer que se conocen todos los aspectos, alcances y
obligaciones que conlleva. Casi siempre, la falta de compromiso se debe a
descuidos un tanto voluntarios, pero principalmente a la pereza, la comodidad y
al egoísmo.
No basta con cumplir con lo previsto,
lo estipulado, lo obvio... todo compromiso tiene muchas implicaciones, pensemos
un instante en aquellos que son los más importantes que tenemos:
·
Como padres de familia: No basta
proporcionar los medios materiales, los hijos necesitan que
los padres les dediquen parte de su tiempo para jugar, conversar y enseñar.
·
Como hijos: Además de la sinceridad, la
obediencia, la ayuda en el hogar y el esfuerzo en los estudios, los padres
también necesitan cuidados, detalles de cariño y pequeños servicios, los cuales no
piden y sin embargo, estarían muy agradecidos de recibirlos.
·
Como amigos: ¿Nuestras amistades son
"utilitarias"?, es decir, si sólo recordamos a los amigos cuando algo
se nos ofrece. La amistad se
cultiva.
·
Como ciudadanos: Evitar la
indiferencia, no podemos quejarnos de la situación actual del país sin hacer
algo para cambiarlo.
La
persona comprometida es generosa, busca como dar más afecto, cariño, esfuerzo,
bienestar... en otras palabras: va más allá de lo que supone en principio el
deber contraído. Es feliz con lo que hace hasta el punto de no ver el
compromiso como una carga, sino como el medio ideal para perfeccionar su
persona a través del servicio a los demás.
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